Medina Azahara, o la ciudad brillante en árabe, fue planeada para ser el lugar más hermoso del mundo pero una muerte inesperada hizo que desapareciera de la mente de todos los que, en aquel entonces, la habían visitado.
Fue en el año 936 cuando el príncipe (califa) del Estado Musulmán de Al-Ándalus (territorio de España y norte de África bajo el control árabe durante la Edad Media) ordenó que se construyera la capital de su reino, una ciudad que se destacaría por su belleza nunca antes vista.
Ya que esta ciudad sería símbolo del poder que poseían, alrededor de una tercera parte de los recursos del gobierno se destinaron a la construcción, comprando materiales como mármol, piedras preciosas y oro para decorar los edificios ostentosos.
Como fue construida en un lugar irregular, en las laderas junto al río Guadalquivir, se intentó aprovechar al máximo el espacio y se construyó en tres niveles. El primero , en la punta de la ciudad, siendo el Alcázar Real, la residencia del príncipe Abderramán III. Desde su terraza privada podía observar toda Azahara.
En el segundo nivel es donde estaban las casas de los funcionarios de la corte y los edificios administrativos, dejando el tercer piso para las personas que vivían en el pueblo, los mercados, etc.
Años después el califa Abderramán III murió y le dejó la ciudad a Alhakén II. El quedó al mando por algunos años hasta su muerte en el año 976. Fue ahí donde todo comenzó a derrumbarse pues el único heredero era el nieto del original príncipe que construyó el pueblo, Hisam, quien en esos momentos tenía tan sólo 11 años. La solución más lógica era darle parte del mando a Almanzor, quien era consejero Alhakén II, nombrándolo delegado de Hisam.
Lamentablemente Almanzor se convierte en un líder político de Al-Ándalus y se dirige a construir otra ciudad para convertirla en capital, olvidando Medina Azahara. Y no sólo esto, sino que, tras una guerra civil unos años después (en 1031) hace que desaparezca el califato y se dividan los reinos.
La gente decidió abandonar Azahara y la gente que sabía de las riquezas que existían ahí deciden ir a saquearla para después incendiarla. Se llevaron el oro de las decoraciones y las piedras de las paredes, dejándola destruida. Fue hasta 1911 que se hicieron las primeras excavaciones que el mundo moderno se enteró de su existencia, descubriendo la infinidad de tesoros escondidos en la ciudad. Al día de hoy, Medina Azahara es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y puedes visitarla para que tu también, quedes maravillado con ella. Créditos Por: Fer Hinojosa
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