Vivimos en un mundo en el que ser una mujer femenina y un hombre macho es la norma. Si es que te atreves a salir de este estándar eres vista como “marimacha” en el caso de las mujeres y como “gay” o “metrosexual” en el caso de los hombres. Porque al parecer, el ser tú mismo es un delito y esto le da derecho a todos los que estén en desacuerdo con tu forma de ser a molestarte, burlarse de ti y decirte que todo lo que haces es incorrecto.
“Así no es cómo se debe comportar una mujer” “No seas nena, ya hazte hombrecito, ¿no?” “Una mujer jamás debe de decir groserías”, etc. Muchas veces estas frases o comentarios no son dichos conscientemente, no es que la gente no quiera que seas tú mismo, es solo que todo lo que sea diferente les aterra y necesitan que regreses a la “caja de conformidad” que han creado con el paso de los años. Esta “caja” es en donde están las normas que la sociedad nos va forzando desde que somos pequeños. Es en donde dice que las niñas tienen que usar rosita mientras que los hombres usan azul; donde dice que las niñas no hacen deportes porque eso es para los niños pero si podemos jugar con nuestras muñecas a la casita, donde iremos formando la idea de lo que será nuestro futuro.
Recientemente vi que Justin Baldoni (o Rafael de Jane The Virgin) había hecho una TedTalk. En el momento en el que vi el título honestamente me emocioné,”Why I’m Done Trying To Be ‘Man Enough’” o “Por qué me cansé de tratar de ser ‘lo suficientemente hombre’”, en ese instante supe que iba a ser una excelente plática.
En ella habla del miedo que sienten los hombres por expresar sus sentimientos y del cómo ser sensible automáticamente los hace sentirse débiles y vulnerables. Justin habla del cómo él está harto de ser una persona que no es en realidad y que está listo para romper todos esos estereotipos que, tanto los medios como la gente que nos rodea, nos alimenta a diario.
Con todo esto no estoy diciendo que tienes que rebelarte contra toda norma y que como mujer debes de dejar de usar rosa, jamás usar maquillaje y vestirte desalineada. O que si tú usas rosa y jugaste con muñecas eres conformista, créanme que no es así.
Lo que sí estoy diciendo es, que tenemos que aprender a ser nosotros mismos, sobre todo considerando la época en la que vivimos. Todo cambia constantemente y la mentalidad de las personas cada vez es más abierta, pero aún hay mucho que hacer. Pero para que esto suceda debemos empezar por cambiar nosotros mismos. Debemos dejar de juzgar a una mujer porque prefiere ir a un partido de fútbol antes que ir de compras o no molestar a un hombre porque piensa demasiado sobre lo que se va a poner el siguiente día. Simplemente dejar de juzgar sólo porque sus ideales o forma de ser no entran en tu propia “caja”. Tal vez así la gente dejará de sentir miedo por ser quien realmente es. Por: Fer Hinojosa
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Me di cuenta cuando iba en secundaria, se acercaba uno de esos días en los que te dejan ir de “ropa de calle” y la maestra dio una lista de cosas que las niñas no podrían vestir aquel día: shorts, ombligueras, blusas cortas, etc.
Cuando una de mis compañeras preguntó ¿por qué? pensé ¡Es obvio! Hay un cierto reglamento de vestimenta para la escuela, el cual claramente no incluye mini shorts y ombligueras y está bien, hay lugares y momentos para todo. Pero esa no era la respuesta, la respuesta era algo denigrante e impactante para alguien que hasta ese momento, vivía en una burbuja color rosa: “Porque provocan a sus compañeros y se arriesgan a que les falten al respeto” ahí fue cuando me di cuenta de que, en vez de enseñarnos a respetar, nos enseñan a cuidarnos de los que no respetan. Hace más o menos un año, cuando tenía una entrevista de trabajo, tal vez la más importante de mi joven vida hasta ese momento, los comentarios que recibí de TODO EL MUNDO fueron “¿qué te vas a poner?” “Hey ¡mucha suerte! ¡Te pones guapísima!” “Ana, ponte súper guapa ¡tienes que impresionar” porque obviamente la forma en la que luzco es mucho más importante que mi preparación, mis años de estudio y mi capacidad de hacer las cosas. NADIE me preguntó si me sentía preparada o si tenia pensado qué iba a decirle al entrevistador. Escenas como esas puedo contar miles y me hacen sentir impotente, denigrada y aún así no se comparan en lo más mínimo al terror que sientes cuando vas caminando sola por la calle, cuando te tienes que cambiar de ropa porque la gente puede “mal interpretar tus intenciones”, cuando sabes que tal vez hoy no podrás salir porque no hay ningún hombre que te acompañe y “una mujercita no anda por ahí a altas horas de la noche” o cuando tienes que aceptarle el trago a algún imbécil que lleva toda la noche molestándote, acosándote y para el cual el significado de la palabra NO, no tiene mucha importancia. Me hierve la sangre, me da rabia cuando alguien (hombres y mujeres por igual) desmerita estas situaciones diciendo que “sólo nos hacemos las víctimas” o que “también tú ¿qué traías puesto para que te gritaran de cosas?”. Para mi estos comentarios son la raíz de todo mal, cuando pasan estas cosas la gente culpa a la víctima y justifica al agresor, pero no importa, porque no pasa de que te dijeron perra o mamona por no aceptar un “cumplido”, pero ¿qué pasa cuando amaneces violada y estrangulada en una zanja? “¿La mataron? Uuh! Pues es que ¿cómo se le ocurre andar sola? Y seguro había tomado” Así que esto es para ti, tú que juzgas con la mano en la cintura a alguien cuyas circunstancias no conoces, tú el que dices que si la violaron seguro ella lo provocó, porque traía la falda muy corta, tú que desde la comodidad de tu casa te atreves a comentar que seguro la mataron porque iba sola, le gustaba tomar o porque andaba de zorra. Tú, que te atreves aún a decir que el machismo ya no existe, ojalá que la siguiente no sea tu mamá, tu hermana o tu novia, ojalá que te des cuenta antes de que sea demasiado tarde que el ser mujer SÍ cambia las cosas y aunque te duela en el ego aceptarlo, por el hecho de ser hombre ya tienes más credibilidad y menos riesgo de terminar envuelto en una sábana a la mitad de la carretera. A ti, te digo que soy feminista por que creo en la igualdad en toda la extensión de la palabra, por que soy consciente de que los hombres también sufren estigmas sociales, por que a ellos también los matan, los violan y nadie habla de eso, pero tú tienes que ser el fuerte, el que todo lo puede, al que nunca deben ver llorar, en cambio yo tengo que ser la sumisa, la que aguanta cualquier falta de respeto porque al final del día sólo soy un objeto y calladita me veo más bonita. Aún así, para mí el feminismo implica buscar ese equilibrio para AMBOS sexos no sólo para el mío y si después de leer esto quieres llamarme feminazi adelante, ya me estás dando la razón. Por: Ana Hinojosa
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