Todos hemos escuchado alguna historia paranormal que nos ha dejado sin dormir por algunos días y que fue casi imposible sacárnosla de la cabeza.
Aunque no creas en fantasmas ni criaturas de la noche, será difícil que estas historias no te hagan sentir al menos un poco de terror. 1. El celular
Hace unos meses la amiga de mi prima compró un celular. Después de un día bastante largo en el trabajo regresó a casa, lo puso en la mesa y se fue a ver la televisión. Su hijo le dijo que si podía jugar con el celular. Ella le dijo que no le llamara a nadie ni se metiera a sus mensajes y él dijo que estaba bien.
Alrededor de las 11:20 sentía que se iba a quedar dormida, así que fue a arropar a su hijo para irse a acostar, pero se dio cuenta que el niño no estaba en su habitación. Corrió a su cuarto y vio que él estaba dormido en su cama con su celular en la mano. Tomó el celular de la mano de su hijo para ver qué cambios le había hecho. Notó que sólo había algunos , como el fondo de pantalla, colores, etc. Abrió su galería de fotos para ver si el niño había tomado alguna. Empezó a borrar las fotos que no servían hasta que se encontró con una que la dejó helada. Era su hijo durmiendo en la cama, la foto había sido tomada desde arriba por alguien que no había sido ni ella ni él. En un lado de la fotografía se podía ver la mitad de la cara de una señora. 2. El caballo de juguete
Una noche, cuando yo tenía como 10 o 12 años, estaba teniendo problemas para dormir. Mi cuarto ocupaba todo el piso de arriba de la casa. Mi cama estaba a la izquierda y el closet y mis juguetes a la derecha. Estaba acostado cuando escuché un sonido al otro lado del cuarto y vi como el caballito de juguete empezó a mecerse. Estaba justo enfrente de las puertas de mi closet.
Empezó a moverse, hasta llegar a la mitad del cuarto. En ese momento estaba completamente apanicado. Me metí debajo de las cobijas y no salí de ahí hasta la mañana. Confirmé que no había sido un sueño cuando vi que el caballito seguía a la mitad de mi cuarto justo como vi la noche anterior. Mis papás me regañaron por estar jugando después de mi hora de dormir. Su cuarto queda justo debajo de donde están mis juguetes así que escucharon como se movía en la noche. 3. El abuelo
Mi abuelo me contó la historia de cómo una vez estaba sentado en una silla en frente de la casa cuando escuchó a su esposa llamarle varias veces desde adentro.
Lo raro aquí es que mi abuela había muerto unos años atrás. Dijo que la voz sonaba con tanta urgencia que se paró para buscarla dentro de la casa. Justo cuando entró escuchó un ruido detrás de él. Se volteó y vio que la silla en la que estaba sentado había sido aplastada por una tubería de metal. Si no se hubiera parado a buscarla, esa tubería lo hubiera aplastado y como mínimo habría salido bastante lastimado. No sé si esto es paranormal o no pero cada vez que pienso en esta historia siento escalofríos. 4. La sombra en la cuna
Estaba cuidando a mi sobrina en la casa de mi hermano. Tenían una de esas cámaras que pones en las cunas par poder ver siempre a tu bebé. Estaba estudiando y me estaba quedando dormida cuando escuché a alguien susurrar. Me di cuenta de que la voz venia del monitor.
Pensé que era un ruido raro que por defecto se escuchaba en el monitor pero cuando miré la pantalla vi que había una sombra negra cerca de la cuna de mi sobrina. Jamás había sentido tanto miedo como en ese momento. Corrí al cuarto, intenté encontrar la sombra pero no había nada, así que cargué a mi sobrina y salí corriendo de ahí. Miré de nuevo el monitor pero la sombra había desaparecido. Le conté a mi hermano lo que había pasado, me llevó a otro cuarto y me dijo que no le dijera a mi cuñada porque se iba a espantar pero que él también había visto la misma sombra con los mismos susurros varias veces. Se quedaron en esa casa 4 años más, y cuando mi sobrina empezó a hablar le decía a su mamá que tenía un “amigo especial”. Al día de hoy esta historia me aterroriza. Cuando se mudaron, mi hermano me dijo que mi sobrina lloraba inconsolablemente porque iba a extrañar a su “amigo”. Mi cuñada le dijo que podía llevárselo a la nueva casa pero ella dijo que él no podía salir de la casa. Mi hermano y yo jamás le dijimos lo que vimos y al parecer ella jamás la vió. 5. Me sigue
Un fantasma ha seguido a mi hermana mayor por años.
Viví con ella por 3 meses y muchísimas cosas extrañas pasaron mientras estuve ahí. Cuando le comenté a mi hermana lo único que me dijo fue que seguro no le caía bien a su fantasma. Cuando me iba a dormir cerraba las puertas con seguro y apagaba todas las luces pero al despertarme la puerta estaba abierta, las luces estaban prendidas y la tetera estaba puesta. Una vez, mi hermana y yo nos estábamos arreglando para salir en la noche y le pregunté si podía darme un poco de maquillaje, dijo que sí así que lo use y lo volví a poner con sus cosas. A los 10 minutos me pidió que se lo regresara y aunque lo buscamos no aparecía. Me acusó de llevármelo y me hizo comprarle uno nuevo. No me dejaba explicarle mi lado de la historia. Un año después ella estaba empacando porque se iba a mudar, al mover sus cosas encontró el maquillaje en una caja de zapatos con unas cartas viejas. Esta caja de zapatos estaba en una maleta cerrada que estaba debajo de su cama. Pero lo que más me da miedo es algo que pasó cuando estaba yo sola en la casa (casi nunca estaba sola porque éramos cuatro personas las que vivíamos ahí). Acababa de llegar del trabajo y fui directo al baño. Todas las puertas y ventanas estaban cerradas. Estaba parada en el espejo y empecé a reventarme un granito cuando una voz femenina me dijo desde el pasillo “¡deja de hacer eso!” Sonó tan fuerte y real que pensé que era mi hermana, así que solo me reí y le contesté que se callara. Después le pregunté a “mi hermana” qué quería cenar. Nadie contestó. Me asomé al pasillo. No había nadie. Busqué por toda la casa y nadie estaba ahí. Me salí corriendo y me quedé sentada en la entrada esperando a que alguien llegara. Me rehusé a estar sola ahí adentro. Si quieres leer más historias como estas entra a esta página. Todos tenemos una historia de terror, ¡cuéntanos la tuya! Por: Fer Hinojosa
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