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Los cuentos de hadas siempre se relacionan con inocencia y finales felices, pero esa es sólo la versión comercializada que conocemos hoy en día... hubo un momento en el que estos cuentos eran más bien... siniestros.
1. Caperucita Roja
En la versión original, el lobo corta a la abuela en pedacitos y no conforme con eso, pone su carne en la despensa y vierte su sangre en una botella de vino. Cuando Caperucita llega, él le ofrece comida y bebida. Caperucita acepta la oferta y sin saberlo ¡Se come a su propia abuela!
2. Pinocho
Después de que Gepetto tallara a Pinocho, el recién hecho títere-convertido-a-niño, huye solamente para ser arrestado. La policía supone que Gepetto abusó de Pinocho y lo envían a prisión. Pinocho, mientras tanto, vuelve a casa y accidentalmente mata al grillo sabio. Gepetto es colgado más tarde de un árbol.
3.La Sirenita
Cuando a Ariel le dan sus piernas y empieza a caminar, cada paso le causa un dolor intenso. Además, debe encontrar al príncipe y conseguir que se case con ella o morirá y se convertirá en espuma de mar.
El príncipe termina casándose con otra persona. Sus hermanas, en un intento desesperado por salvarla, hacen un trato con la bruja del mar y adquieren una daga con la que tienen que matar al príncipe y gotear su sangre en los pies de Ariel para que vuelva a ser una sirena. Al final fallan y la sirenita se convierte en espuma. 4. Cenicienta
En esta versión, una de las hermanastras desea tanto encajar en la zapatilla de cristal, que se corta los dedos de los pies. Finalmente, se descubre que Cenicienta es la amada del príncipe y ellos viven felices para siempre, mientras que a las hermanastras les sacan los ojos los cuervos mientras intentan huir del reino.
5. Rapunzel
Aquí la bruja descubre que el príncipe ha estado visitando a Rapunzel y que la ha dejado embarazada, así que decide cortar todo su cabello y mandarla a vivir al bosque. Cuando el príncipe vuelve a la torre, es recibido por la bruja malvada quien lo empuja por la ventana. El príncipe milagrosamente sobrevive la caída, pero no a las puñaladas de las espinas en los arbustos.
¿Qué opinas? ¿Habías leído estas versiones antes? Por: Ana Hinojosa FUENTES
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